Editorial Cientifica
Resúmen | Introducción| Metodología | Ubicacion en contexto | Etapa Artesanal | Analisis y discucion | Conclusiones

De las Transformaciones de las Sustancias

Empleando el fuego, los artesanos realizaron transformaciones consistentes en los fenómenos de fusión, ebullición, combustión, vaporización, etc. Entre las evidencias encontradas al respecto se puede citar a Vitruvius quien describe en detalle el método de manufactura de un pigmento negro que estaba hecho de negro de humo o de carbón de leña: “Un lugar se construye como un laconicum (estructura que describe como una cámara circular con techo abovedado usada para los baños de vapores), y delicadamente terminado en mármol lisamente pulido. En frente de esto un pequeño horno se construye con aberturas en el laconicum y con una boca del horno que puede ser cuidadosamente cerrada para prevenir que las llamas se escapen y sean desperdiciadas. La fuerza del fuego en la quema obliga a esto destruir hollín dentro del laconicum a través de las aberturas...”. Se advierte en esta descripción hecha por Vitruvius un conocimiento de materiales y propiedades altamente interesantes. El hecho de hablar de una cámara con techo abovedado, y de mármol lisamente pulido denotan el uso, la manufactura de materiales de construcción, el armado de estructuras, que pueden imaginarse construidas a expensas de algunos metales por la firmeza que requerían, y el trabajo de mejoramiento sobre la superficie de la piedra mármol con procedimientos mecánicos que por lo menos implicaban el uso de materiales abrasivos. Además haber “cerrado cuidadosamente” el sistema del horno nos revela que se conocía que para obtener el producto deseado se debía regular la entrada de aire al sistema, con lo que se aseguraba que la combustión no cese mientras haya materia prima.
Berthellot encontró que artículos antiguos originarios de Egipto eran de cobre con la adición de otros metales. Bronce de cobre y estaño han sido encontrados y su edad calculada como de la sexta dinastía. Además encontró que: “Artículos de metal provenientes de la antigua Caldea databan de entre 1000 a 3000 a.C. y estaban compuestos sólo de cobre. Una estatua de alrededor de 2600 a.C. era de cobre y plomo en relación de 1 parte de plomo y 4 de cobre. Igualmente un artículo originario de Caldea de similar antigüedad tenía cobre y estaño con un 12 % de estaño”. Estos ejemplos permiten deducir que desde muy temprano estos primeros artesanos estaban encaminados en obtener los metales libres a partir de sus minerales. De hecho esta labor requería la utilización de altas temperaturas para favorecer el proceso principal que sin duda alguna no fue otro sino el de fusión. La misma fuente que facilita estas inferencias ofrece la posibilidad para afirmar, desde el sentido común, que debe haber sido el cobre el primer metal trabajado de esta manera si consideramos que es el más fácil de fundir debido a poseer la conductividad térmica más alta de todos los elementos. Sin embargo la fusión no era otra cosa que una transformación necesaria si consideramos que en realidad los objetivos estaban centrados en obtener figuras con diferentes formas; (platos, vasos, ollas, estatuas, etc.) para llegar a lo cual debieron apelar a técnicas de moldeado de manera de recoger y dar forma al fundido.
Un análisis que Angelo Mosso hizo del metal de un plato de bronce de la sexta dinastía (2500 a.C.): “consistía en: un 9 % de estaño. Otro atribuido a la primera dinastía (3400 a.C.) contenía 3,75 % de estaño”. Rathjen y Schulz analizaron varios artículos originarios de Egipto del período 3500 a 350 a.C. Una pequeña figura también de alrededor de 1300 a.C. era de cobre puro. “Otros 50 artículos que databan de alrededor de 1900 a 350 a.C. eran de cobre mezclados con estaño con un rango entre 3 a 14 % de estaño, o de estaño con plomo, la presencia del estaño era de pequeñas cantidades hasta de un 25 % y probablemente incorporados sin intención. Una figura de 700 años a.C. era de cobre con un 1,72 % de arsénico”. Estos datos, como los anteriores, además de manifestar la formación de mezclas plantean un interrogante interesante respecto al grado de conocimiento de las proporciones empleadas en las mismas. Quizás mezclaban cada metal en función de las propiedades conocidas según el empleo que se iba a darle al producto. A veces necesitarían un producto resistente y entonces agregaban zinc, por ejemplo, o cuando necesitaban dureza, empleaban más cobre en la mezcla y menos estaño y zinc. Aunque la mayor probabilidad se plantea desde el hecho que las composiciones de estos objetos no tienen ninguna relación cuantitativa uniforme que de cuenta de mezclas intencionales.
Si nos detenemos a realizar un análisis un poco más pormenorizado de los datos arrojados por las dos citas últimas podemos observar que por lo general estas uniones íntimas de dos o más metales o de metales con un no metal -aleaciones- tenían como propósito concreto sólo obtener bronce; la presencia de ciertas cantidades relativas de otras sustancias que no fueran el cobre y el estaño (en realidad el zinc también suele participar en la formación del bronce aunque aún no había sido descubierto), posiblemente respondía a la presencia de impurezas que acompañaban a estos metales. Estos hechos revelan la precariedad de los procesos involucrados en esta incipiente metalurgia. Asimismo si tenemos en cuenta que la bibliografía indica una composición normal para el bronce de 95% de cobre, 1% de zinc, 4% de estaño, se puede advertir que el último ejemplo que figura en la cita que hace referencia a los análisis de Berthellot dista mucho de aproximarse a dicha composición. En este sentido si el estaño constituía un 12% y bajo la suposición que solo el cobre y el estaño participaban en dicha mezcla, lo lógico es pensar que el primero entraba en un 88% en esa composición. Indudablemente el bronce obtenido no debió haber sido demasiado útil para construir objetos con cierta dureza y tal vez solo se aplicó para la fabricación de artículos que aceptaban cierta fragilidad. Si ahora consideramos los datos aportados por la cita que hace referencia a los análisis de Mosso, el segundo ejemplo -que se corresponde con un bronce que contenía un 3,755 de estaño- en cambio muestra una cercanía bastante pronunciada a la composición normal antes mencionada.

© Editorial Científica Universitaria 2007 | Catamarca- Argentina | Sec. de Ciencia y Tecnología