Implican la cementación o consolidación de cientos a miles de has contiguas. Según Morello, “la ciudad es uno de los ecosistemas más profundamente alterados del planeta. Las ciudades viven en permanente déficit ecológico. Es decir, la carga de demandas de su población excede la capacidad productiva de su propio territorio y deben usar bienes y servicios de la naturaleza importados de ecosistemas contiguos y distantes”. Como lugar de crecimiento demográfico , actividad comercial e industrial , las ciudades concentran el uso de energía y recursos y la generación de desperdicios al punto en que los sistemas tanto artificiales como naturales se sobrecargan y las capacidades para manejarlos se ven abrumadas. Los impactos de mayor preocupación se encuentran a menudo a escala doméstica y comunitaria y se relacionan con las deficiencias de infraestructura y servicios urbanos.
Los habitantes de las urbes, particularmente los pobres, soportan la mayoría de las condiciones del ambiente deteriorado mediante la pérdida de salud y productividad y la disminución de la calidad de vida.
La urbanización, junto con su inseparable desarrollo industrial, tiene profundos impactos sobre el ciclo hidrológico tanto cuantitativa como cualitativamente y la eliminación incorrecta de los desechos urbanos e industriales contribuye al deterioro de la calidad del agua en las fuentes de agua potable de alta calidad.
La impermeabilización de la superficie de la tierra en las áreas urbanas cambia considerablemente la hidrografía del aflujo, resultando en picos más altos e inundaciones más frecuentes, y a menudo se reduce el recargado directo del agua subterránea. Al mismo tiempo, el aflujo urbano es una de las principales fuentes de contaminación no puntual. También puede darse la degradación de las cuencas hidráulicas lejanas de la ciudad, como por ejemplo cuando se construye importantes proyectos de agua potable o energía hidroeléctrica a cientos de kilómetros de distancia, o cuando se trae leña y carbón de tales distancias.
Mas Información
|