Asumiendo que la arqueología es una ciencia social, sostenemos que nuestro rol en la sociedad presenta una compleja dualidad. Por un lado, empleamos herramientas técnicas, teóricas y metodológicas para re-construir el pasado a partir del estudio de la materialidad dejada por sociedades pretéritas. Por otro, como cientistas sociales, deberíamos compenetrarnos con los procesos de comunicación y difusión del conocimiento que generamos. Pues, ese pasado que estudiamos y recreamos es parte de los pueblos y comunidades donde desarrollamos nuestra tarea profesional y, cuando es socializado, pasa a integrar
el patrimonio de dichas sociedades.

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