La matemática se presenta por un lado como uno de los conocimientos imprescindibles de las sociedades modernas porque, como indica la educación matemática, procura estimular la capacidad de abstracción, la precisión, el razonamiento lógico, el espíritu de análisis y de investigación y el espíritu crítico y científico de quien estudia. Por otro lado, permite su enriquecimiento cultural, pues ayuda a la comprensión de otras disciplinas para las cuales la matemática es un instrumento indispensable (Carbonero Martín, 2006). Sin embargo, la realidad muestra que se trata de uno de los conocimientos más inaccesible para los estudiantes ya que en esta área se concentra gran número de dificultades y fracasos estudiantiles. Es evidente por tanto, que existe una profunda diferencia de percepción entre el común de los estudiantes y los que nos dedicamos a enseñar Matemática. Es posible afirmar que el aprendizaje en la Matemática es un problema a resolver, problema que se ha instalado en la discusión diaria, tanto de los expertos como de la familia.